1 de mayo de 2011

El Castillo de Quermançó


El topónimo Quermançó parece muy posible que esté formado por la palabra pre-romano pesquero (roca o peña) y el latín mansione y significaría la casa de la roca. Las cualidades naturales para la defensa, que posee el cerro fueron descubiertas muy pronto. El monte de Quermançó ya fue poblado en época ibero romana. El castillo de Quermançó está situado a unos 2 km. al norte del pueblo de Vilajuïga. Actualmente en ruinas, se encuentra sobre una colina de 104 m. rodeado de riscos inaccesibles por los lados de poniente y mediodía, mientras los otros dos vertientes, defendidos por torres, son también bastante abruptas.

Fue este castillo refugio del conde d'Empuries, Ponç I en sus constantes batallas contra Ramón Berenguer III. En 1128 el conde de Empúries Ponç Hug II, por una disputa con el conde de Besalú, fue atacado, vencido y hecho prisionero por Ramon Berenguer III de Barcelona en el castillo de Quermançó.

En el año 1138 estalló una nueva guerra entre Barcelona y Empúries, que terminó con la victoria de Ramon Berenguer IV y la decisión de demoler el castillo. Pero esta demolición no fue muy efectiva, ya que en 1154 se vuelve a hablar del castro Carmazone.

En 1288, durante la denominada cruzada contra Cataluña, el castillo fue atacado y ocupado por los cruzados franceses del rey Felipe.

En 1291 los franceses lo tomaron de nuevo y esta vez lo saquearon y lo destruyeron en parte. A pesar de que el castillo se encontraba en pésimo estado, en 1292 el rey Jaume II mandó mantener allí una guarnición de 12 hombres.

En el año 1472, al final de la Guerra Civil catalana del siglo XV, el castillo fue ocupado por las fuerzas leales a Joan II.

Más adelante se incorporó a la Real Corona y pasó a depender del duque de Cardona como conde de Empúries.

En 1808 fue restaurado y fortificado por las tropas napoleónicas que lo utilizaron como almacén de armas y municiones. Sin embargo, una explosión ordenada por el Mariscal Suchet durante la retirada francesa de 1814 dejó el castillo en ruinas, y así ha permanecido hasta nuestros días. 

El castillo está relacionado con los enigmas que quedaron en las leyendas que envuelven esta fortaleza:

EL LABERINTO

Dicen que dentro de la roca en que se levanta el castillo se esconde un laberinto que atraviesa la sierra cercana y se extiende hacia el Port de la Selva terminándose cerca de la orilla del mar. Y algunos pasos subterráneos de este laberinto se cruzan con los pasos del laberinto del Monasterio de Sant Pere de Rodes. En las cuevas de este laberinto escondían sus tesoros los piratas. 

EL TESORO

El tesoro más famoso del Castillo de Quermançó es la Cabra de Oro... incluso dibujada por Salvador Dalí. De acuerdo con una versión, esta cabra le pertenecía a un rey moro que habitaba en la fortaleza y desapareció con sus tesoros en el laberinto subterráneo, cuando llegaron los cristianos. 

Según otra leyenda, esta cabra pertenecía a los judíos que vivían en la vecina VilajuÏga (o "Villa Judía"). Ellos la escondieron junto con sus tesoros en el laberinto del castillo antes de ser expulsados del país en 1492.

La tercera leyenda afirma que este tesoro es una parte secreta del archivo de los condes de Empuries que habitaban en este castillo.

La cuarta leyenda menciona los tesoros de los bandoleros que residían en este castillo.

La quinta leyenda narra de los tesoros del mago que vivía aquí en la época de los condes de Empuries. 

EL ARCHIVO SECRETO

Los condes de Empuries que fueron señores de este castillo tenían muchas otras fortalezas. Pero está confirmado documentalmente que ellos guardaban su archivo precisamente en este castillo. La leyenda afirma que los condes preferían guardar su archivo en este lugar porque allí había algunos documentos secretos de valor incalculable que se podía esconder bien sólo en el laberinto de Quermançó. 

EL MAGO

De acuerdo con una leyenda, en este castillo vivía un misterioso "mago personal" de los condes de Empuries y su laboratorio secreto se encontraba en el laberinto subterráneo.

Según otra leyenda aquí habitaba el mago Klingsor de Hungría relacionado con el Santo Grial. Pues la cercana montaña de Verdera era el escenario de los principales episodios del Misterio del Santo Grial, porque allí se encontraba el Castillo de Sant Salvador, cuyo nombre se asocia con el de Monsalvat. 

LA CONDESA DE MOLINS

Cuentan varias leyendas que en este castillo vivía la condesaTeresa de Molins, natural de S. Pere Pescador. Ella abandonó la vida noble para dirigir a un grupo de bandoleros. Recluida durante un tiempo en un convento de Garriguella, ella se escapó para unirse a los bandoleros que se escondían entre las ruinas del Castillo de Quermançó. A causa de los celos u otras divergencias con sus compañeros, la condesa puso fin a la situación una noche de verano de 1826: ella bajó al sótano con una antorcha, encendió la pólvora que quedaba de los franceses y voló el castillo. 

Otra de las leyendas explica el derrumbamiento de la fortaleza y la poca vegetación del entorno por la glotonería de la condesa de Quermançó. La condesa que desde pequeña se había acostumbrado a conseguir todos los caprichos, una vez haber probado la médula ósea (tuétano) quiso comer cada día a pesar de que el cocinero la avisó de que era muy caro y que más de un emperador había perdido su reino por culpa de esta comida. Pasaron semanas y meses, pero llegó el día en que se acabó el dinero, entonces la condesa enfurecida recogió vestidos, joyas, tapices y muebles y lo hizo vender en el mercado. Con el dinero que sacó pudo volver a comer la médula ósea una temporada, poco tiempo después, desesperada, la condesa hizo cortar todos los árboles de sus bosques para vender la leña, más tarde vendió las tierras. Ya sólo le quedaba el castillo. Entonces, la condesa recordó una leyenda que afirmaba que el castillo estaba encantado y que abajo vivía una cabra de oro. Enseguida mandó a sus soldados a encontrar la cabra, pero llegó un momento en que los hombres cansados ​​de no cobrar, se fueron marchando. Y así fue como la condesa, antes tan presumida y arrogante, terminó vestida con cuatro harapos, sin un techo para protegerse de la lluvia y la tramontana y haciendo de mendigo para conseguir un poco de comida. Pero, un día, en una casa del pueblo se compadeció de ella y le dieron un bol con un poco de pan con nueces. Lo encontró tan delicioso que exclamó: ¡Oh! Eso sí que es mucho más bueno que el tuétano! y comenzó a llorar mientras decía estas palabras: Por haber ignorado un día que el pan con nueces era mejor, perdí el señorío del castillo de Quermançó. 

SALVADOR DALI

Otra leyenda muy famosa de Quermançó surgió en el siglo XX, cuando el mundialmente famoso pintor Salvador Dalí expresó su deseo de adquirir este castillo y regalarlo a su musa Gala explicando su elección con el hecho de que desde esta fortaleza se puede ver las puestas de sol más espectaculares del mundo. Pero, como en vez del Castillo de Quermançó él adquirió el Castillo de Púbol. Dalí quiso instalar en la fortaleza el Órgano de la Tramuntana, el viento del norte, que iba a funcionar aprovechando su fuerza y transmitir una música surrealista generada por sus sonidos.

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